¿Es perjudicial la masturbación?
- El Jamonal de Ramonet
- 28 ago 2015
- 2 Min. de lectura
La masturbación puede conducir a un cierto alivio físico, pero nunca acaba en una satisfacción afectiva plena porque no es una experiencia de mutua entrega sexual. No existen estudios médicos que corroboren que la masturbación sea buena para la autoestima o el desarrollo personal.
Por el contrario, en muchos casos la masturbación es un indicador de insatisfacción con uno mismo o con uno o varios aspectos de la propia vida. Es bueno que te sientas satisfecho/a con tu cuerpo y tu personalidad porque la insatisfacción o la baja autoestima te puede llevar a abandonarte a tus impulsos, emociones y afectos y perder el control.
Aunque el deseo de la masturbación puede ser el resultado de una energía sexual sana que está despertando, el abandono a los impulsos es egocéntrico y suele coincidir con la inmadurez del adolescente que no es totalmente dueño de esos afectos, deseos e impulsos que son nuevos para él.
Algunas personas se masturban, sin más, refiriendo que “les apetece, les relaja, les divierte” y como “no hacen daño a nadie”, no ven nada malo en ello. Sin embargo, pueden acabar teniendo la sensación de estar dominadas por un impulso “incontrolable” que acaba siendo “un problema”. En ocasiones hay personas que afirman no poder abandonar con facilidad la masturbación, que están dominadas por este impulso y tienen una sensación profunda de insatisfacción personal que aumenta cada vez que ceden al mismo. Para estas personas es aconsejable, la consulta con un profesional serio y de confianza que les pueda ayudar a desengancharse (pueden ser bueno un médico, un psicólogo o incluso un asesor espiritual o religioso a condición de que entienda el problema y que la persona se pueda abrir totalmente con ese especialista).
Sin embargo nadie tiene por qué llegar a ese punto. Y esto se consigue aprendiendo a superar las “falsas promesas” de la masturbación que tienden a la inmadurez y al egoísmo. El aprendizaje del amor consiste en fortalecer el autodominio y que tomes “las riendas” de tu sexualidad y, en definitiva, de tu personalidad. Prepárate para una sexualidad llamada a ser vehículo de encuentro, relación, amor y vida. Así, la sexualidad adulta resultante podrá ser una sexualidad de entrega mutua y personal. Aprende a abrirte a los demás, desarrolla tu personalidad y crece en autocontrol porque solamente quien es dueño de sí puede entregarse libremente y ser verdaderamente feliz.
Para este efecto habla con tu pareja, (si la tienes) y coméntale tus inquietudes sexuales y aprendereis a divertiros conjuntamente con juegos eróticos.
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